viernes, 18 de abril de 2008

Palabras Mil Hojas Hot

Aprox. 22 x 15 x 7 cm. cada una, paño lenci.












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Mate Anarquista

Intervención en la Panadería La Nueva Era
Andrea Cavagnaro / Karina Granieri

La Plata, 2007
Peluche, pinturas, masa de cremona, mate
Colaboración de Agustín Blanco y Mauro Oliver

En 1889 Errico Malatesta abandona la Argentina, dejando atrás el combativo sindicato que él había ayudado a organizar, el de Panaderos. Además de pan, en los locales de panadería argentinos despachan también la repostería matinal que más habitualmente desayunan los porteños, las "facturas", de gusto dulce y horneadas a partir de una mezcla de harina, levadura y manteca. Algunas de ellas son de origen europeo, pero en Argentina adquirieron formas singulares y apodos sugerentemente blasfemos (…) Blasfemia y gastronomía: las muestras de repostería argentina llevan por nombre "cañones", "bombas", "vigilantes", "bolas de fraile", "suspiros de monja" y "sacramentos", para escarnio del ejército, la policía y la iglesia respectivamente. ¿Habrá existido una secreta conspiración de los oficiales panaderos de ideas anarquistas para dar nombres blasfemos a las facturas? Cabe conjeturarlo: el vínculo entre palabra y comida parece haber sido suturado con hilo de coser ideológico. El sindicato de panaderos fue conducido por dirigentes anarquistas por varias décadas (…) Ahora ha pasado el tiempo, y los habitantes de Buenos Aires de la actualidad ya no reconocen en los nombres de la repostería que suelen degustar por las mañanas su retintín inquietante, pues rara vez pensamos el vínculo entre nombre y forma, entre palabra y cosa, menos aún la relación entre origen político-lingüístico y costumbre gastronómica (…) Y sin embargo, cada vez que mordemos una factura, el crujido de lo que en otros tiempos fuera sarcasmo sedicioso popular resuena entre los dientes. Cristian Ferrer
Intervinimos la panadería con pinturas y objetos, y el panadero realizó 6 grandes “A” anarquistas con masa de “cremona”. Ese domingo invitamos a los vecinos a tomar mate y compartir las cremonas en la calle, como un modo poético de acercarnos al otro a través de ideas que hoy parecen olvidadas.


For English, please scroll down.










































































































The bakers’ union in Argentina had a strong Anarchist influence at the end of the XIX Century. Bakeries in Argentina usually also sell “facturas”, local pastries; back then the bakers suggestively named their creations “cannons”, “bombs”, “watchman”, “priest’s testicle”,  “nun’s sigh” and “sacrament”, respectively alluding to the army, the police and the church. Was it some kind of anthropophagy? Was it for eating the enemy somehow?
Nowadays contemporary Argentineans don’t recognize the names of the pastries they usually have for breakfast, because we rarely think about the relationship between names and shapes, names and things. And even to a lesser extent, about the relationship between political-linguistic origin and culinary use. (From a text by Christian
Ferrer).
We intervened the bakery with paintings of the
facturas and Anarchist letters. The baker made six big Anarchist "A" with “cremona” dough (typical Argentinean bread). We invited the neighbors to have “mate” with “cremonas” in the street that Sunday, as a poetical connection with each other through those forgotten ideas.